Una mascota es mucho más que un animal doméstico yendo de aquí para allí por la casa. Es una compañía y, con el tiempo, se transforma en un miembro más de la familia. En especial para los niños y las personas mayores, una mascota es un ser vivo al cual demostrar cariño y por el cual hacer cosas. Por eso cuando ya no están muchas personas tratamos de comunicar con nuestras mascotas fallecidas.
Tanto a unos como a otros, motiva a moverse, a hacer actividades al aire libre y, por encima de todo, a dedicar tiempo al juego, actividad que no debería estar asociada únicamente a la niñez. Pero ¿qué ocurre cuando muere esa mascota? El hogar se aquieta y es inundado por un silencio profundo. La alegría que antes reinaba desaparece y la ausencia de ese ser querido, con el alma, parece ocupar lugar. En tales ocasiones, y durante los primeros días o semana posteriores al fallecimiento del animal, no son pocas las personas que se atreven a confesar: «mi perro muerto me visita».
Ello forma parte de un fenómeno de características visuales y auditivas que hace que alguien asegure escuchar o ver correr por el parque al perrito fallecido. Si bien es normal durante un proceso de duelo, hay quienes afirman que las mascotas poseen alma, así como otras vidas, y que podrían visitar a su dueño o dueña antes de irse definitivamente al cielo.
Para los partidarios de esa línea de pensamiento, el espíritu del perro tan amado buscaría despedirse para siempre de la persona que lo alimentó y lo cuidó durante toda su vida y a quien está agradecido de por vida y en el más allá.
«Mi perro muerto me visita», asegura Brenda desde Granada. Ella nos describe a través de un correo electrónico que, días después del fallecimiento de su perrito en un accidente de tráfico, creía notar su presencia por la casa. Era como si todavía estuviese correteando por los rincones, acostado en su sofá preferido o buscando sus galletas en la alacena. Brenda nos relata que, en su momento, no podía contárselo a sus seres más cercanos porque la hubiesen juzgado mal o hubiesen creído que se estaba volviendo loca. ¿Quién me hubiese creído?, se pregunta.
¿Es posible comunicar con nuestras mascotas fallecidas?
Como Brenda, muchas personas que creen sentir la presencia de su mascota muerta o dicen haber visto un fantasma que físicamente era similar a su animal de compañía ya fallecido, sienten temor de confesar lo que les ocurre. No es para menos: en momentos tan penosos, lo único que les falta a estas personas en duelo es que, además, les digan que han perdido la cabeza o les recomienden visitar a un psiquiatra.
A la afirmación «mi perro muerto me visita» algunos parapsicólogos o estudiosos de fenómenos paranormales o «supra-psíquicos» le han hallado una explicación. Bajo la premisa de que todos los seres vivos poseen energía o, más bien, son energía pura, ante la muerte de una mascota, su cuerpo abandonaría este plano, pero su alma o espíritu podría permanecer al menos por un tiempo en los sitios donde el animal solía transcurrir sus horas y sus días. Según esta descripción, lo que continuaría deambulando por la casa, en estos casos, sería la energía del perro que ya no está físicamente presente, pero sí espiritualmente. Luego, el hecho de que algunos afirmen escucharlo y otros aseguren que lo observan vagar por distintos sitios depende de la impronta de cada cual y de su predisposición a manifestar sus deseos a través de visualizaciones o de vivencias auditivas.
El amor es una energía eterna que no se acaba con la muerte de un ser vivo. Esta sería otra manera de explicar la unión extrasensorial y la comunicación fluida post mortem (después de la muerte) entre ciertas mascotas y sus dueños. Como a ellos los une un lazo indestructible de amor, este permanecería intacto incluso tras la muerte de uno de los miembros de esta dupla inseparable. Algunos videntes, tarotistas y/o médiums son consultados, justamente, para intervenir en esa diada de amor y canalizar mensajes de la mascota fallecida hacia su dueño y cuidador. Generalmente esto lleva tranquilidad a algunas personas que, a partir de ese momento, consideran que su perro o gato muerto se ha convertido en su ángel de la guarda.
En síntesis, cuando una mascota abandona el plano físico, su presencia puede advertirse a modo de energía libre y eso hace posible que podamos comunicar con nuestras mascotas fallecidas. Para tu tranquilidad, si es que alguna vez perdiste a un perro o a un gatito querido, el alma de ese animal permanecerá a tu lado. Por ello, cada vez que creas percibir su presencia, recuérdalo feliz y jugando, y tu mascota amada descansará en paz.
Has de ser agradecido: manifiesta al Universo que te sientes premiado porque ese animal pasó por tu vida y la cambió para siempre.
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