“Un hilo. Un solo hilo rojo, casi invisible para quien no sabe mirar con los ojos cerrados. Un hilo de seda roja, con su frágil fortaleza, conecta a aquellos que están destinados a encontrarse. Algún día, en algún momento, desde nuestro nacimiento. No. No importa el lugar, o las circunstancias. Este hilo rojo se contrae, se estira, se cruza con otros hilos de igual carácter y condición. Es el destino que marca nuestras vidas.”
Leyenda Japonesa
La leyenda del hilo rojo
Japón es un país de tradiciones antiguas y dioses terribles. Un continente forjado bajo la espada del samurai y una fecunda tierra regada por la sangre y las leyendas que se pierden en la noche de los tiempos y que, aún hoy, llegan hasta nuestros oídos a modo de susurro o cascada de agua.
Japón es un país fecundo en tragedias e historias, donde crecer y germina el cerezo o hanami, de igual manera que crecen y germinan antiguas y preciosas leyendas, donde lo real convive con lo mágico.
De entre todas las historias que circula en el imaginario japonés destaca una aquella que en occidente se nos ha dado a conocer como “La leyenda del hilo de seda rojo”; en la cual se nos narra cómo nuestras vidas están marcadas por la trayectoria de un hilo de seda.
Desde nuestro nacimiento dicho hilo marca nuestra existencia y nuestro destino. Como podemos leer en la introducción, el hilo de seda se cruzará con otros, que serán los distintos encuentros con las distintas personas que conoceremos durante nuestra existencia.
Sin embargo, al final del hilo existe otra persona, aquella única e ideal para nosotros. Una persona que, sin saberlo, nos busca a través del destino de su vida y las decisiones que toma en su existencia.
El hilo jamás debe romperse ya que si esto ocurriese sería fatal para nosotros. En algunas versiones de esta leyenda japonesa se nos dice que el quebranto de este hilo de seda roja supondrá el final de nuestro destino, en otras palabras, nuestra muerte.
Otras versiones afirman que la rotura de dicho nexo de unión simboliza, más que una muerte física, una clara imposibilidad de llegar a esa persona perfecta para nosotros.
De un modo u otro, no deja de ser una de las más hermosas y bellas historias japonesas. Podemos señalar, a modo de curiosidad, que la presente leyenda japonesa del hilo rojo se relaciona muy directamente con otra leyenda de naturaleza griega.
En este caso nos referimos a la historia griega de las Tres Parcas. Las cuales regían el destino de los hombres y las personas tejiendo un hilo que simbolizaba el destino y su incertidumbre para las personas.
La primera Parca, en el contexto occidental, era quien creaba el hilo en una rueca, la segunda tejía y daba largura a dicho hilo y la tercera lo cortaba, hecho que significaba el final de uno.
Podríamos decir, tras lo dicho, que la Leyenda del hilo rojo trasciende lo folclórico para alcanzar unas cotas de significación e interpretación profundas y vinculadas con el destino. Es quizá, esta leyenda, un hecho inherente a casi todas las culturas, pasadas y futuras, del mundo: la preocupación inherente a las personas por el destino y la fatalidad.
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