El tantrismo, el tantra yoga o el tantra es una de las tradiciones esotéricas más antiguas y arraigadas en las religiones y filosofías de la India, China, Cambodia, Japón, Bután, Corea, Burma, Paquistán, Nepal, Sri Lanka, Tíbet, Indonesia y Mongolia. De hecho, forma parte del Budismo, del Hinduismo, del Jainismo y de la religión original del Tíbet. Existen muchas explicaciones míticas sobre su origen, aunque ninguna definitiva.
En líneas generales, sus adeptos (hay millones en todo el mundo; por lo general, con creencias bastante disímiles, por cierto) buscan la realización espiritual, es decir, la conexión personal e interior con la divinidad a través de una gran diversidad de prácticas. Perciben la experiencia fenoménica (la realidad) como una manifestación de la energía divina en el Universo. La idea de quienes adhieren a esta creencia es, justamente, apropiarse de esa energía y canalizarla; incorporarla a la vida diaria y vivir «divinamente». Los rituales que llevan a cabo, típicamente propios del tantrismo, incluyen la figura de una deidad, ofrendas (alimentos, flores u objetos valiosos) a esa deidad y la enunciación conjunta de un mantra en honor a dicha deidad.
El tantra es, por sobre todo, un camino espiritual que incluye diversos métodos y técnicas, muchas de las cuales son instruidas por un maestro ascendido o gurú. El fin último del tantrismo es alcanzar la iluminación. Existe, a propósito, un tipo de meditación específica para lograrlo y así liberarse espiritualmente. Te contamos de qué se trata.
Tantrismo: Meditación tántrica y adoración a una deidad
Combina diversas mantras con la adoración de yantras (mantras visuales). El aspirante debe escoger una deidad a quien ofrecer sus intenciones y solicitar ayuda. Previamente se realiza un rito de purificación del espacio y de la persona.
Para llevar a cabo una meditación es preciso que se dispongan de determinados elementos: un altar, la figura de la deidad sobre un aposento, un rosario hindú, una campana, una vasija de oro, plata o cobre con agua, fragancias, algunas joyas, flores, incienso y dulces a modo de ofrendas y velas. Se adora a la imagen, a la que se hacen regalos provenientes de los cinco elementos: agua (agua), incienso (aire), vela (fuego) y dulces y flores (tierra).
En la meditación propiamente dicha, se pronuncia muchas veces el nombre de la deidad y de su mantra específico. Para los gurúes del tantrismo, todos podemos alcanzar la realización espiritual. Es algo a lo que se llega paso a paso, día a día.
El sexo tántrico y la conexión total entre dos cuerpos
Uno de los lemas fundamentales del tantra es disfrutar de la vida en todo su esplendor; y con todos los sentidos. Por ello, precisamente, al trasladar a Occidente este cúmulo de prácticas orientales, el tantrismo quedó casi únicamente asociado al llamado sexo tántrico.
No está mal, pero no es la sexualidad la única área de la vida diaria a la que se puede incorporar esta filosofía y la buena energía que ella provoca. Claro que, por tratarse de un tema tan vital como la sexualidad, las posiciones y principios tántricos aplicados a ella han ganado mucha popularidad. Por encima de todo, se han divulgado en todo el munto los beneficios que proporciona mantener relaciones sexuales de este tipo.
El sexo tántrico busca el placer en toda su esencia. No de casualidad se suele conocer como el arte de los mil orgasmos. Básicamente pretende dejar de lado la idea del sexo como un mero gasto de energía o como un movimiento casi atlético para transformarlo en el más puro medio de comunicación entre dos amantes. Para ello, incluye a los cinco sentidos: justamente para sentir no solo con los genitales, sino con todo el cuerpo.
El sexo debería ser, para todos, una experiencia íntegra y no solamente un placer momentáneo de escasos minutos de duración. La respiración tiene un rol protagónico. Conectar con la respiración relaja y ayuda a ambos miembros de la pareja a estar presentes. Esto, que parece tan obvio, no lo es. ¿Cuántas veces has mantenido relaciones sexuales pensando en cualquier otra cosa? Estar presentes, en este contexto, es estar en cuerpo y mente.
Las personas que se entregan a la experiencia del sexo tántrico saben pedir lo que les gusta y decir lo que piensan a cada paso. Tienen un movimiento armónico, nada apurado. Cada miembro de la pareja se entrega a las caricias, a los roces y a los besos sin tener como única meta el orgasmo que, de todos modos, cuando llegue será pleno y sentido. Cien por cien energía sexual positiva.
En resumen, ya sea que practiques el trantismo medianto o beneficiándote con el sexo trántico, de buen seguro aprenderás a vivir más plenamente y a disfrutar al máximo.
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