Los llamadores de ángeles son un tipo de colgante muy especial que da buena suerte a las embarazadas. ¿Pero por qué existe esta creencia? ¿De dónde viene esta tradición?
A continuación te contamos las claves de unos accesorios en los que mucha gente cree. Son generaciones y generaciones de personas (en especial mujeres embarazadas) usándolos, así que vale la pena tratar de entender la justificación de esta fe. No deja de ser uno de los objetivos de los videntes, que tenemos que aportar todos los ánimos posibles a nuestras clientes para que solucionen sus problemas.
La teoría de los ángeles de la guarda como base
Los ángeles son criaturas celestiales, lo que quiere decir, entre otras cosas, que viven en el cielo. Entre ellos existen diferentes categorías. Según estas, tienen diferentes características. Pero, en todo caso, nos referimos a actitudes benefactoras.
Los ángeles de la guardia o ángeles guía son los que nos interesan en este texto. Se trata de un tipo de ángel que tiene encomendado el cuidado de una persona concreta. Son ángeles que nos protegen ante los distintos males (desde accidentes a enfermedades, pasando por otros de menor importancia) que nos pueden afectar en la vida.
Por consiguiente, en las civilizaciones de religión cristiana existe una creencia consolidada en los ángeles de la guardia. En este sentido, no te ha de extrañar que, como reclamo de estos seres celestiales, se haga uso de los llamadores de ángeles de la guardia.
Pero ¿de dónde surge exactamente la tradición de utilización de estos artilugios?
El origen de los llamadores de ángeles de la guardia
A grandes rasgos, un llamador de ángeles de la guardia es una esfera de plata que va unida a un colgante. Cuando se balancea al ritmo de nuestros movimientos, emite unos sonidos cadenciosos y armoniosos. Podríamos decir que este agradable soniquete sirve para atraer la atención de los ángeles.
Pero ¿desde cuándo se piensa en esta posibilidad? Básicamente, miles de años atrás, los ángeles vivían junto a los humanos con plena naturalidad. Sin embargo, conflictos relacionados con el pecado original propiciaron, contra su voluntad, la marcha de los ángeles del mundo terrenal. Como a los ángeles les encantaba vivir entre nosotros, pensaron que estos medallones podrían ser sus vínculos entre su nuevo mundo y el que dejaban.
Así que, como mantenimiento de esta unión, dejaron un llamador a cada persona y se comprometieron a acudir cuando se les requiriera mediante él. Pidieron a los humanos que los agitaran cuando se encontraran en peligro, lo que haría que acudieran inmediatamente en su auxilio.
No obstante, también dejaron clara una condición: cada llamador debería pertenecer a una persona concreta. De lo contrario, su uso por parte de otras no tendría efectos. Ten en cuenta que los ángeles de la guardia son personales e intransferibles.
Las embarazadas como principales usuarias de estos colgantes
Si bien cualquier persona puede ser merecedora y beneficiaria de recibir la ayuda de un ángel guía, hay un perfil que se encuentra especialmente predispuesto a recibir su contribución. Nos referimos a las embarazadas, que sufren auténticos desvelos para que no se produzca ningún inconveniente durante la gestación ni durante los primeros años del bebé. Lógicamente, cuando pasen estas épocas, el hijo podrá seguir teniendo la protección de su ángel de la guardia, pero ya desde una posición más autónoma. Acuérdate de que te comentamos que cada llamador ha de pertenecer a una persona concreta.
Por lo tanto, a lo largo del embarazo, resulta muy recomendable, aparte de por cuestiones de creencias, llevar uno de estos llamadores. Además, se alarga su cuerda para que esta llegue a la altura a la que se encuentra el feto. Más o menos en la parte de la barriga que se conoce como pubis. Hará falta una cadena de alrededor de 70 cm para conseguir este fin. De esta forma la criatura puede estar escuchando el armonioso sonido del llamador, el cual le transmite calma y le familiariza con la madre. Como si escuchar esa cadencia le uniera desde entonces en un vínculo indisoluble con ella.
No en vano incluso se considera que estos llamadores pueden ser de gran ayuda para contribuir a que los niños que van a nacer de espaldas se giren. Al recordar el sonido de este accesorio se aprestarán a ponerse cara a él para escuchar sus melodías de una manera idónea.
Poner estos llamadores en ciertas partes de la casa donde suenen de vez en cuando sigue siendo una buena idea para alejar los malos augurios. Por ejemplo, pueden estar colocados en una puerta, puesto que sus aperturas y cierres provocarán sus movimientos y sonidos. Otro lugar donde suelen ser ubicados son las cunas de los bebés, donde sus balanceos pendulares ayudarán a conciliar el sueño a los más pequeños.
En definitiva, el llamador de ángeles de la guardia: creencia para las madres y sosiego para los hijos.
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