La superstición es un tipo específico de las creencias, y ya sabéis que una creencia es un estado mental donde la persona supone algún conocimiento como verdadero. De este concepto se derivan distintos tipos de creencias. Las principales y más discutidas son las creencias sociales, políticas, religiosas y populares. Por lo tanto, las supersticiones son creencias populares que no poseen un fundamento científico, los que las hace contrarias a la razón. O dicho de otro modo, se basan en hechos sobrenaturales, coincidencias y en explicaciones relacionadas con sucesos sorprendentes y difíciles de comprender en los que creemos tengan una mayor o menor explicación.
Origen de la superstición
En si la superstición no tiene un origen definido, ya que estas como tal son propias de las culturas antiguas. Las distintas muestras de este tipo de creencia han ido pasando de generación en generación, alternando de manos dependiendo del momento y variando solo en sucesos o eventos que han ido ocurriendo con el paso del tiempo. Podemos decir que desde que el ser humano tiene uso de razón la superstición ha tenido una presencia directa en nuestro universo de una u otra manera. Y el motivo de esto es que el hombre tiene una gran necesidad natural de creer en algo, ya sea una superstición o cualquier otro fenómeno al que se pueda agarrar. Eso es lo que nos da propósito como especie e individuo inteligente.
Sin embargo, sí podemos hablar del origen de la superstición como concepto. La etimología de la palabra viene del verbo en latín “super-stare” (permanecer sobre), al cual los romanos le daban dos significados principales: ser testigo o sobrevivir. En la antigua Roma las personas supersticiosas eran clasificadas también como adivinos, otorgándoles ciertos privilegios. En esta época era algo a lo cual se le daba una gran relevancia, dado que en la sociedad romana había una gran relación con la naturaleza. Muchos presagios se realizaban en relación a la buena o mala suerte (ya sea personal o hasta a nivel del mismo imperio) tomando como base el entorno natural. Por ejemplo, se creía que la presencia de abejas era un indicio de buena suerte, pero al contrario, la presencia de grandes cantidades de lechuzas significaba que se avecinaban desastres de grandes proporciones.
Supervivencia
Los romanos también tenían la creencia de que la vida podía trascenderse y perpetuarse mediante diversos rituales, incluido el del sacrificio. Algo curioso es que no solamente los romanos realizaban el sacrificio como ritual. Numerosas culturas realizaban el sacrificio para alabar a los dioses. Creían en la superstición de que al entregar la vida de alguna persona pura como lo eran las vírgenes realizaban ofrendas para contentar a los dioses y apaciguar su ira.
¿Pero existe algún remedio para la superstición? ¿cuándo dejarán de existir las supersticiones? Y ¿creer en hechos supersticiosos es bueno o malo? Todas estas preguntas tienen una respuesta en común. Las supersticiones siempre estarán presentes en la historia de la humanidad, dado que trascienden durante generaciones y a su vez varían según la época y cultura. Creer en nimiedades como levantarse con el pie derecho es un buen augurio y tampoco es malo cruzar los dedos cuando estamos intentando atraer a la suerte. Algunos hábitos supersticiosos nos ayudan psicológicamente a estar más confiados y positivos, pero si resulta perjudicial dejarnos llevar y que la superstición controle nuestra vida. Si pensamos detenidamente acción y actuamos de forma cuerda y saludable, no tendremos problemas con ellas.
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